De la costa patagónica hacia los Andes...

Tras casi veinte horas de autobús y de continuo paisaje llano, dejé atrás la urbe bonaerense y llegué a la puerta de entrada natural de Península Valdez, la ciudad de Puerto Madryn. Tras descansar un poco voy a hacer unas compras para cocinar y llevarme algo saludable al estómago.
Hacía ya unos años que no entraba en un albergue, pero este es mejor que muchos hostales, aunque obviamente compartes habitación con cinco o más personas. Sin duda uno de los mejores que he visto nunca.
Desde aqui hasta Punta Norte, lugar donde las orcas -principal objetivo de venir hasta aqui- cazan lobos marinos en la orilla de la playa, hay casi 200km de pista forestal y allá no se puede llegar si no dispones de vehículo propio. Obviamente alquilar un coche yo sólo queda fuera de presupuesto, asi que tras indagar un poco me entero que hay un autobús que te lleva hasta Puerto Pirámides, lo cual ya es hasta mitad camino.

Mientras me situo con todo esto, decido visitar Punta Tombo, la mayor colonia de pingüino Magallánico del mundo, con hasta casi un millón de individuos en época alta, a 180km al sur. Ahora se calcula que hay algo más de cien mil. El lugar es impresionante, se ven pingüinos y sus nidos hasta donde te llega la vista en todas las colinas de alrededor.

Durante el día y en el bote de avistamiento de Toninas (delfín endémico de la costa patagónica) conozco a un guia freelance con el que podré llegar hasta Punta Norte por un módico precio. Me dice que hay una expañola, loca de las orcas, que también quiere subir para allá los mismo días que yo, asi que tenía que encontrarla para conocerla y ver si ibamos juntos compartiendo gastos.


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Al día siguiente logré dar con la loca de las orcas, que resultó ser -no os lo perdáis- una valençiana de Novelda. Mas que "loca" de las orcas, "profundamente enamorada" de las orcas la definiría mejor, aunque seguiría siendo insuficiente.
Sarabel!,que te voy a decir, ha sido un placer encontrarte y compartir estos días con alguien tan especial como tú, con esa sensibilidad por la vida y la naturaleza. I am going to miss you!.
Espero que hayas tenido una buena vuelta a casa, y seguro que en algún momento tenemos la oportunidad de ir a Noruega a ver las orcas bajo las frías aguas de los fiordos. Eso si que será una experiencia potente.

. Asi, el lunes salimos los dos juntos con Carlos, el guía, a una playa donde todavía quedaba un grupo de elefantes marinos que estaban alargando la temporada  antes de partir a otros lugares. Los grandes machos ya no estaban, pero las hembras y jóvenes machos nos brindaron unas bonitas imagenes. Siempre y cuando no te acercaras a menos de tres o cuatro metros, los animales no tenían miedo. La playa totalmente desierta, sólo nosotros y ellos. Vaya gozada!





Luego, el plato fuerte, orcas en Pta.Norte.Este es un lugar, el único lugar del mundo, donde las orcas han desarrollado un cmportamiento y táctica de caza impresionante. De forma pensada, ensayada e inteligentemente, patrullan las playas repletas de leones marinos a sólo unos metros de la orilla, hasta que lanzan un ataque tal que se llegan a quedar varadas en la orilla casi totalmente fuera del agua. Se le llama "varamiento intencional", y a pesar de que todos lo hemos visto en National Geographic, verlo en realidad, en primera línea, te deja sin habla.

Al igual que el primer día que vimos aparecer las primeras aletas girando por la playa norte y viniendo hacia nosotros. La playa repleta de lobos marinos ignorantes al peligro, la hora esperada, las condiciones de marea y corriente de siempre, ahi aparecen las enormes aletas negras triangulares cortando la superficie, avanzando a lo largo de la playa, a menos de tres metros de la orilla, buscando crías despistadas.

Inmediatamente te das cuenta que estás presenciando algo primitivo que está ocurriendo durante cientos, quizá miles de años, siempre en la misma estación, con la misma estrategia y llevada a cabo por la misma familia de criaturas. No sé a vosotros, pero a mi se me hace un nudo en la garganta cuando presencio escenas como éstas y me quedo sin habla.

Se lo pasan de generación en generación, literalmente enseñando la técnica a los más jóvenes practicando el varamiento en las playas, como un clase con un profesor y alumnos.

Tuve la suerte de ver dos varamientos con los primáticos, pero demasiado lejos para hacer fotografía, desafortunadamente.

Tras tres días de apostarse casi ocho horas con los primáticos y cámaras, y esperar, esto es lo que salíó.

(a pesar de haber tenido la suerte de haberlo visto, se te queda la espinita de la foto o el video de un varamiento...quizá vuelva a venir a la vuelta de la cordillera).

Absolutamente alucinante...ya me diréis que os parece.

De aqui a la cordillera andina, a 900km de aqui...