Tras Manu, unos días de descanso en el Cuzco, y otros tantos luego en Lima, donde me dediqué además a ir recorriendo los magníficos restaurantes de la capital, algunos de ellos con mi amiga Tita, que ahora está viviendo allá, lo cual yo ignoraba.
Lima es la capital, también, de la gastronomía latinoamericana (con el permiso de Sao Paulo), asi que para los amantes de la buena cocina (y para los que salen de la selva hambrientos...) es un verdadero placer. Asi que, sin planificarlo, me encontré celebrando mis 39 lunas, cenando en el Astrid&Gastón de Lima con Tita, que fué una de las mejores cenas "ever" (atención a los sibaritas!! hay uno en Madrid, NO os lo perdáis!!)
Titaaaa, muchas gracias por la cena, fue co-lo-sal!
Mientras, me aloje en el hostal B&B Tradiciones de Miraflores, donde estuve como en casa con la familia Gandullia. Allí pasé largas horas de lectura, pero también otras muchas de charla con Angelo. Angelo, te envio un abrazo! A parte de las atenciones de Angelo, su hija y su nieta, Keri y Andreita, me cuidaron tanto, que nos hicimos "patas", y al final ni me quería ir de allí.
Tita, Keri, Andreita, un beso a las tres!!
La navegación del Amazonas la comencé en Pucallpa (otras la comienzan mucho antes...no Wendy?) y tras tres días de retraso, el barco zarpó por fin. Fueron cinco días de relax, silencio, bellos parajes, luz, noche, mosquitos, meditación, compartir, sorpresa, observación, largas charlas, gente variopinta...días de bitácora, enriquecedores por dentro y por fuera, muy recomendables para cualquier viajero...y también, fueron días de disfrutar de la compañía de una de las personas mas interesantes que he conocido en esta vida... evolución, conflicto, progreso, bienestar, paz, pasado, presente!, futuro, ?, reflexión, acción...otras vidas??
Cinco días mas tarde, llegamos a Iquitos, capital de la amazonia en Perú. No había pensado pasar más de una o dos noches allá, pero en el barco me hablaron de un lugar increíble de bosque primario, muy bien conservado, y aunque muy lejano, extremadamente rico en fauna, donde prácticamente no se asoma ningún extranjero, erl rio Curaray, un gran afluente del alto Napo. Asi que cambié de planes y me dispuse a investigar como llegar hasta allá. En un par de días pude constatar que ninguna de las agencias la ciudad llegaban a esa zona. Una zona sin comercializar...uhm...me entró más interés todavía. Una vez más, la única forma fué buscar una guía "freelance", un canoa a motor con conductor y una cocinera. El mejor individuo que pude encontrar no me convencía plenamente, pero parecía que conocía la zona bien y era mínimamente serio.
Un día mas tarde de negociar el precio, de aprovisionarse de todo lo necesario (comida,gasolina,repuestos para el motor,hamacas, mosquiteros,etc,etc..) nos embarcamos por quince días, pues el lugar era remoto, y el motor era un "peque-peque" (como los llaman en el río) de 13CV. Los gentes del Napo habitualmente utilizan los de 5CV, asi que, a pesar de todo, nosotros ibamos a ir en un "bólido".
Esta expedición, finalmente, resultó una de las más raras que he vivido. Los dos o tres primeros días fueron peculiares por varios motivos (en los cuales no voy a entrar, pues necesitaria cinco blogs...), pero no por ello entrañables, curiosos, y hasta en algunos momentos, memorables para mí.
A partir de ahí, todo fué mutando un poco. A pesar de ir remontando río arriba con semejante minúsculo motor, ibamos a buena marcha. De vez en cuando nos adelantaban los potentes transportes de las compañías petrolíferas con más de 200CV, pero también nosotros lo hacíamos con los 5CV´s y con las canoas a remo. La navegación real comenzó a partir de Santa Clotilde, la comunidad más grande y capital del Napo. Llevábamos una cocina de gas en el bote, asi que eramos totalmente autosuficientes. Sólo teníamos que ir abasteciéndonos de comida y combustible en la comunidades, a medida que fuésemos necesitándolo.
Tras largos días de navegación por el Napo, y luego por el Curaray, me fui dando cuenta que a pesar de la increíble presencia de la vegetación, tremendos y frondosos acantilados verdes a ambos lados del río...no avistábamos fauna. Día tras día, rara vez veíamos algún pájaro, un guacamayo aqui, un tucán allá...pero poca cosa. Algún delfín rosado despistado de vez en cuando. Me habían hablado de hordas de cerdos salvajes, tapires, jaguares, ocelotes, caimanes negros de cinco metros, anacondas, águilas arpías...
En algunas comunidades nos hablaron de un lugar más remoto todavía, el río Arabela, un pequeño afluente del Curaray, el cual, de hecho cruza la frontera y se adentra en Ecuador.Implicaba dos días más de navegación, pero era mi última esperanza. Me equivocaba de nuevo...Era como si la fauna hubiera desaparecido...noche tras noche, día tras día, ibamos explorando una Selva Esmeralda muda, majestuosa perto casi totalemente silenciosa, vacia, apagada...Todo esto fué, además de muy triste de presenciar, una gran decepción.
La explicación la fuí entendiendo pronto; una compañia petrolífera franco-americana consiguió la concesión para explotar los yacimientos de gas y crudo de la zona hacia ya unos años, y seguía abriendo nuevos pozos y haciendo prospecciones. Esto unido a la acción de los madereros ilegales que entran hasta lo más remoto, con sus motosierras, retro-excavadoras (para arrasar los árboles...) y maquinaria pesada varia, junto a las necesidades de proteína animal de las comunidades del área, formaba el desafortunado cóctel explosivo.
Los dos primeros, contaminan o producen un ruido infernal, y todos ellos tienen que matar todo tipo de animales para comer, pues el transporte de provisiones fluvial es caro y lento. Resultado, la fauna ques consigue sobrevivir, huye inmediatamente al primer signo visual o acústico del rostro pálido. Desastroso.
Imaginaros unos parajes de increíble belleza, pero sin habitantes o muy pocos, que huyen constantemente hacia los confimes de la espesura, buscando un lugar donde vivir sin que un puñado de plomo los acribille cada vez que se despistan un segundo...esta es y ha sido por los últimos diez o quince años la triste situación, que se está extendiendo por las últimas zonas privilegiadas de la amazonía.
Una vez asumí esto, y digerí el decepcionante malestar, decidí que no me iba a amargar y que iba tratar de disfrutar los seis o siete días restantes de otra forma. Dejando a un lado el avistamiento de vida salvaje -sí, guarde los prismáticos en la mochila- y prestando mas atención al aspecto cultural de las comunidades, invirtiendo todo el tiempo en charlar con sus gentes, escuchando sus historias, leyendas, alegrías y tragedias, mitos,miserias, a la luz de una vela en sus cabañas o compartiendo una comida. Resumiendo, tratar de entender mejor el aspecto humano de la amazonía, como viven sus moradores, no quedarse en la superficie, en la imagen bucólica de las comunidades desde el río, no sólo mirarlo, sino acercarse más. Aprender de ellos.Y eso es lo traté de hacer.
Por tanto, también hubo que aprender algo: No por ser un lugar más remoto y desconocido está mejor conservado. Al menos no siempre. Conclusión? Más investigación antes de partir, aunque muchas veces sea una tarea ardua.
Tras el desayuno, pasábamos prácticamente todo el día navegando río abajo, largas horas, tan sólo parando para almorzar, y continuar hasta justo antes del ocaso, cuando el día finalizaba parando en una comunidad. Allí buscábamos una casa disponible donde colgar nuestras hamacas para dormir, cosa que casi siempre ocurría. Si no era así, las colgábamos en el interior del mismo bote, y allí, colgados como monos araña, enlatados, dormiamos los cuatro; Pepe el guía, Leónides el motorista, Gilder la cocinera y yo.
Era en esos momentos de la noche cuando pasábamos gran parte del tiempo hablando con la gente. No os imáginais, en cuanto se ha roto el hielo inicial y ven que "el gringo" (aqui nos llaman gringos a todos los extranjeros) habla su idioma y que le interesa lo que tienen que decir, la cantidad de historias salen una detrás de la otra. Os aseguro que podría dedicar un blog entero a estas historias...animales extraños, ruidos terribles en las noches, anacondas gigantes que salen de las profundidades por las noches, lagos en los que el agua hierve sin explicación, apariciones de extrañas criaturas medo hombre medio animal, espectros demoníacos que los agreden, desapariciones de adultos y niños que nunca jamás aparecen, canoas que naufragan sin causa aparente, remolinos terribles que aparecen y desaparecen y se tragan canoas, tapires con pelo largo y cuernos, el demonio de la selva que rapta niños, grupo de gringos y guias que son acosados por espíritus en las noches, cazadores que matan jaguares en propia defensa, brujos que asesinan niños para obtener más poder, chamanes que se convierten en anacondas o jaguares, serpientes con patas, rituales con ayahuasca conectando con el más allá -el de fuera y el de dentro-, voces humanas en lugares desiertos, apariciones del espíritu de la selva representado en forma de figura humana "enana", serpientes venenosas que matan a familias enteras, y un largo etc,etc,etc...
Las historias más comunes son las de encuentros con "tunchis" (espíritus, buenos o malos), en forma humana o en forma de animal extraño. Todos los temen y realizan sus propios rituales para protegerse de estos. Algunos, incluso tomas hierbas en infusión que les da al chamás para ello.vEsto pasa a día de hoy. Este es uno de los contrastes de la gentes amazónicas, sean indígenas o mestizos. A pesar de ir vestidos con ropas, ir a la ciudad de vez en cuando, o tener móvil o un moto-taxi, siguen manteniendo todos estas creencias y ceremonias. La gente normalmente -y en función de la cercanía o lejanía a la ciudad- va al chamán antes que al médico, o cuando éste no sabe solucionar el problema. Desde luego, siempre van, por ejemplo, después de haber tenido un encuentro con algún "tunchi" en la selva. Cuando eso ocurre, enferman inmediatamente con todo tipo de síntomas, y ahí, obviamente, como dicen ellos, el médico: "no sirve".
También uno ve -y comparte-como todo el mundo, se asean y bañan todos los días en el río.. Los insectos en algunos lugares son algo desesperante, y no tienen repelente alguno. Lugares donde parábamos a estirar las piernas o a orinar, antes de ir a por el repelente al bote ya tienes todo el cuerpo acribillado de picaduras, en tan sólo unos minutos. En esos lugares vive gente.
El calor, la comida repetitiva y monótona de plátano, yuca y arroz, quizás frijol o pollo, y papaya o piña si ese año la "chacra" (huerto) no se ha inundado y ha rendido. Si hay caza o pesa, hay proteina, si no, no. El no poder pagarle estudios secundarios a los hijos en la ciudad, el estar enfermo y no tener medicamento a mano o que el médico más cercano esté a dos tres días de canoa, es su día a día. A veces, incluso no tener mucho que dar de comer a todos los niños. Es habitual haber tenido hijos con varias mujeres (algunos hasta doce o quince). A veces se hacen cargo de ellos, a veces no.
Todas estas condiciones fluctúan mucho, en función del tamaño de la comunidad y la cercanía a una ciudad. Hay unas en un extremo, con tiendas, supermercado, antenas parabólicas y bar, otras de niños con vientres abultados de desnutrición. y otras en un término medio. Vimos de todos los tipos.
Sin embargo algo común en casi todas ellas es el consumo del "Masato". Bebida alcohólica de yuca fermentada que ellos mismos hacen. Cuanto más lejos de la civilización, más se bebe. Tienen pocos pasatiempos más, después de trabajar en la "chacra" o las labores caseras. Todo el mundo bebe, hombres, mujeres, ancianos y niños. Es una parte fundamental de la cultura amazónica que nunca falta en una comunidad, unos litros de "Masato".
Este se hace a partir yuca cocida, que una vez pelada y machacada, las mujeres la mastican y la escupen a un recipiente en forma de pequeña canoa: Luego, por el efecto de la saliva, la yuca mascada fermenta tras dos o tres días (a mas días más fuerte), quedandose en forma de una pasta amarillenta, que luego mezclan con agua de río. Luego, las mujeres la sirven en los "mates" (recipiente hecho de un fruto llamado asi), con la mano eliminan la pulpa fibrosas de yuca que hayan quedado sin masticar, y la reparten a los hombres o visitantes.
Cuando llegas a una comunidad, lo primero que hacen, por cortesía, es ofrecer "Masato". Y uno no se puede negar, pues lo se pueden ofender por ello. También lo beben para quitar el hambre y dar energía para trabajar. Algo así como hace los campesinos de las tierras altas de la sierra con la hoja de coca (debo confesar que yo prefiero la hoja de coca, por más de diez cuerpos...)
Recuerdo en alguna ocasión, llegar a una pequeña comunidad lejana, y encontrar a absolutamente todo el mundo totalmente borracho. No lo podía creer. Normalmente no hay problemas, pero de vez en cuando, tras uno o dos días de tomar y tomar, a veces una pelea se complica y el machete entra en escena. Otras veces alguien se cae de la canoa y se ahoga (esto es mucho más frecuente): Pero hay que decir que tienen una resistencia nunca vista a dicho alcohol, y habitualmente todo se desarrolla en armonía.
Pero esto no es lo único que uno se encuentra en estos lugares. En absoluto. También uno encuentra armonía y buen humor, alegría, muy buena educación, gente compartiendo y ayudándose, escuelas, iglesias,fiestas y celebraciones, niños jugando y riendo, mujeres lavando y cantando, hombres contando historias y bromeando, adolescentes coqueteando,...Todo lo anterior se entremezcla.
Esas dos semanas fueron muy buenas para seguir entendiendo como se vive en la Selva Esmeralda, que al final es conocer más a la Selva Esmeralda, a la verdadera, no a la del National Geographic que vemos por la televisión.Y os aseguro que el concepto que tengo hoy, no tiene nada que ver al de hace seis meses. Nos es ni mejor ni por, simplemente se acerca más a la realidad..
Asi que me dediqué a retener todas estas vivencias en la retina, más que en la cámara (además no me gusta tomar fotos de gente, a no ser que ellos mismos lo pidan, o sea la situación apropiada), tratando de vivirlo al máximo.Estas son algunas de las pocas fotos que tomé..
Dos niñas mestizas lavan la ropa de la familia a orillas del río Curaray, en la comunidad llamada "Soledad". Allá pasamos dos noches. |
Al atardecer, volviendo de chequear las redes que habíamos colocado por la mañana. |
Hacia años que nadie había atracado en este campamento, asi que hubo que invertir unas horas en despejarlo para poder amarrar el bote y colgar las hamacas unos metros orilla arriba. |
Con Artemio, tras preparar mi hamaca. |
Llevando la canoa de Artemio en el bote para poder meternos por pequeños "caños" del río principal, a pescar o buscar animales, mientras pasamos por una pequeña comunidad de tres o cuatro familias. |
Paramos aqui a ver si estas familias tenían fruta en sus huertos (chacras) para poder comprar. No fué asi, sin embargo... |
Esta es la pinta que tenía el bote cuando no encontrábamos casa para dormir y lo hacíamos en el bote. |
Típica escena que se repite en casi todas la casas que visitábamos: redes, canoas, remos, ropa tendida y animales domésticos correteando. |
Niños de "Soledad" que venían todas las mañanas a saludarnos curiosos por ver al gringo. |
La querida Nataly, soñando con plátanos... |
Con el paso de los días, la proa de nuestro bote iba teniendo esta pinta de despensa. |
Una calle de la capital de la región del Napo, Santa Clotilde. Gilder -de azul-, nuestra cocinera, iba a hacer unas compras antes de partir. |
Niña de Santa Clotilde jugando en unas canoas enfrente del puesto médico intinerante. |
Haciendo la colada en la balsa flotante del baño. Aqui el río Napo lo es todo, y al río va todo. |
A veces había que machetear sin detenerse para que las ramas inclinadas sobre el río no dañaran el techo del bote. |
Amanecer a orillas del Curaray...en "Soledad. |
Bonito día en el río, mientras pasamos por una de tantas comunidades. Muchas veces los niños salen corriendo a saludar al "veloz" bote que pasaba. |
No fué lo que inicialmente me esperaba del Curaray, pero al final resultó una muy buena experiencia.
Muy interesante y bonitas todas las fotos! Abrazos...
ResponderEliminarentre la pinta de naufrago que tienes y acunando al monito .... normal que los niños vayan a verte cada dia.
ResponderEliminar:-)
y como siempre , el relato mola.
me gustaria saber si tiene fotos de la comunidad de santa maria a orillas del rio curaray... tengo amigos por alla
ResponderEliminarme gustaria saber si tiene fotos de la comunidad de santa maria a orillas del rio curaray... tengo amigos por alla
ResponderEliminarhola John Carlos, gracias por tu mensaje. El blog sólo lo usé mientras viajaba, asi que disculpa el retraso en contestas, pero hacía mucho que accedia.
ResponderEliminarNo recuerdo haber parado en Sta.Maria, aunque seguro que pasamos por delante. Espero que tus amigos estén bien. Saludos.